26 de junio de 2012

POR CATHERINE


5:20 a.m
El reloj no para de sonar. En un lunes, todavía oscuro, una mano enfurecida sale de debajo de las sábanas y golpea con fuerza el despertador. Tras dejar de sonar, cae al suelo de madera. Las sábanas blancas arrugadas son empujadas hasta el final de la cama. Por el borde izquierdo asoman unos pequeños pies (aproximadamente un 36) que lentamente se posan en el suelo dejando ver unas largas piernas propias de una modelo. 
Ese cuerpo perfecto, de tez clara, se tambalea hacia el baño aun un poco adormecido. Se lava la cara. Frente al espejo aparece una cara húmeda y sonrojada. Unos ojos verdes se ven casi invadidos por graciosas pecas que inundan su pequeña nariz y parte de las mejillas. Una larga melena rubia ligeramente alborotada le acaricia la cara. Sus labios algo carnosos no paran de pronunciar las mismas palabras:
 -Hoy le pillaremos pequeña, hoy es el día, lo presiento.
Acto seguido se mete en la ducha para despojarse del sueño. El vapor comienza a empañar el cristal. 
Ya despejada y vestida, fiel a su estilo, camiseta blanca de tirantes, pantalón pitillo oscuro, normalmente negro, y las botas de su padre; abre la puerta y recoge el periódico que esta sobre el felpudo. Mientras mastica sus deliciosos cereales cargados de azúcar revisa las noticias. El artículo sigue ocupando la tercera página, aunque ahora sólo una pequeña parte de ella.

"El Secuestrador de Central Park sigue suelto. 
Tras algunas detenciones sin éxito, después de tres meses, el famoso secuestrador sigue libre, mientras los ciudadanos temen ser la siguiente víctima. Se desconocen datos físicos del sujeto. La policía no ha querido desvelar ningún tipo de información acerca de los dos casos, el de Kevin Thomas Einsger, importante abogado de algunos peces gordos de Wall Street y, el de la pequeña Catherine, hija del multimillonario, James Hogart. Esta falta de información da a entender que la policía no sabe nada de dicho in... "

-Solo sabéis meter miedo...Malditos periodistas...- digo mientras cierro el periódico.

Me llamo Claire Shepard, tengo 27 años y pertenezco a la Brigada de Homicidios de Nueva York desde hace cuatro años. Formo parte de la investigación del caso 218, el “famoso” secuestrador. Llevo tres meses detrás de él. Y por fin nuestro individuo cometió un error. La última víctima, Catherine, fue hallada en la zona de Harlem Meer hace una semana. El que la encontró era un joven de unos 17 años que había salido a correr por Central Park, vio un zapato rojizo que sobresalía del suelo y llamó a la policía. El secuestrador había subido un escalón, ahora era, además, un asesino. 
Claire coge su pistola, su placa, su cartera, y sale por la puerta. 

6:15 a.m 
Subo por las escaleras de la comisaria con la caja de Donuts como todas las mañanas. 

-Buenos días Emily, ¿Que tal están tus chicos? ¿Un Donut?- le acerco la caja.
-Hola, cielo, no gracias. ¿Cuál de mis chicos, mi marido o mis amores?- dice entre risas. Me río. -Están perfectamente, cariño, como siempre. 
-Me alegro!- digo mientras subo las escaleras hacia el primer piso. 

Emily es una mujer increíble. La admiro muchísimo, tiene 60 años, dos hijos trabajando y un marido bastante gruñón y con la vitalidad de una quinceañera. Lleva toda su vida en esta comisaría como recepcionista. En su juventud hizo las pruebas de la policía pero no consiguió entrar así que aceptó el puesto con tal de estar aquí. Me conoce desde que llegue recién salida de la academia. Ha sido como una madre para mi. 

-Chicas! os he traído unos atractivos maridos que están para chuparse los dedos.- abro la caja de Donuts y la paseo por la sala. 
-Shepard, te amo!.-dice McKinley mientras coge uno de chocolate. 
-Lo se, lo se.... Dejo la caja sobre una de las mesas y me dirijo hasta la mía. Está llena de recortes de prensa, fotos del escenario del crimen, informes, etc. 

6:45 a.m 
-Claire!.-La voz de Zac Tyler resuena por la oficina, viene corriendo desde la otra punta. Alto, moreno con ojos verdes, bastante atractivo. Es el gracioso de la familia. Ex francotirador del ejercito y mi compañero desde hace dos años. Dejando los informes en la mesa.- Han llegado los resultados de las pruebas de ADN. Los pelos encontrados en la escena no tenían raíz así que no han podido sacar mucho, solo que tratamos con un individuo que usa tinte “moreno natural”... 
-Joder Zac, ¿y la buenas noticias?- le interrumpo 
-Ey, nena, tranquila...Lo mejor se deja siempre para el final.-dice con un risa seductora. -La cuerda que sujetaba las muñecas y los tobillos de Catherine, fue apretada con la boca, por lo que nuestro amigo dejó restos de sí mismo. El ADN coincide con Terence Arthur Crow. 
Zac me entrega la ficha. Se sienta en mi mesa y coge una manzana que hay sobre ella. 
-Este hombre es completamente normal.-digo furiosa.- No tiene ningún antecedente ni siquiera una estúpida multa, ¿Por que haría una cosa así? 
-Muy fácil, preciosa, porque se muere. Sufre cáncer de huesos, se lo diagnosticaron hace un año. El hombre siguió trabajando, hasta que la empresa le echó porque estaba robando dinero. No lo denunciaron porque sabían lo de su enfermedad.-dice Zac. -Su esposa le dejó antes de eso...no tiene hijos...ni familiares cercanos...no tiene nada que perder...salvo su vida. A lo mejor ese era el motivo, sacar dinero para el tratamiento, pero...¿qué hay de Catherine?... 

Empezamos a imaginarnos hipótesis cuando el Inspector Clemsy salió de su despacho. 

 -Chicos! Moved el culo hasta Times Square, tenemos a un loco armado montando un buen jaleo. Ya han llamado a los SWAT así que iros cagando leches! 

Por el camino nos dan el aviso: "A todas las unidades, código 72 en Broadway con la 46". Esto se pone difícil. Un hombre armado con rehenes en plena Times Square... 

7:15 a.m
Divisamos los furgones, los SWAT están desplegados formando una barrera alrededor del sujeto. Los francotiradores en sus posiciones. La policía acordona la zona. Mientras nos ponemos los chalecos: 

-Claire, voy a subir a aquel edificio, seré más efectivo desde allí arriba. Te guardaré las espaldas.- Zac sale corriendo hacia la posición con su fusil. 

Me desplazo junto a Jeremy, Alfred y algunos más de mi unidad hasta donde se encuentra el SWAT al mando. 

-Capitán Harrys 
-Detective Shepard. Cuénteme la situación. 
-Hombre blanco de unos 40 años. Porta un arma del 36 y desconocemos si alguna más. El rehén es James Hogart... 
-JAMES HOGART! esto no puede ser una coincidencia.-miro entre los furgones y los demás agentes. Es él, es Terence.- Conocemos al sujeto. Se llama Terence Arthur Crow. Secuestró a un hombre hace tres meses y asesinó a Catherine Hogart hace dos semanas. Es un hombre desesperado. 

Nos colocamos en la línea de tiro detrás la barrera de los SWAT. 

8:00 a.m
La situación no cambia. Terence no responde a los negociadores. 

9:00 a.m 
Decido tomar parte en el asunto. Atravieso la barrera de seguridad, esquivo a los agentes y me planto delante de él. 

-Terence. Sé quien es usted, lo que ha hecho y lo de su enfermedad. Comprendo que solo quiere el dinero para el tratamiento. 
-NO SE ACERQUE o disparo!- dice mientras me apunta. 
-Terence esto solo complica las cosas...por favor... 
-ALÉJESE DE MI!!! 
-Haré algo mejor. Voy a soltar mi pistola y me quitare el chaleco para que vea que no puedo hacerle daño.- dejo el arma en el suelo y la aparto de una patada. Se puede cortar el aire. El señor Hogart no para de repetir “ayúdeme, por favor”.-Ahora usted tiene que soltarle. 
-NO, él tiene la culpa! Si hubiese pagado el rescate, si ella no se hubiera puesto a gritar...yo no quería...fue un accidente... 
-No pasa nada, si le suelta, hablaremos y le ayudaremos con su tratamiento 
-No quiero morir así... El señor Hogart golpea a Terence en el estómago y sale corriendo. 

Con el arma aún en la mano, me mira, algo aturdido, me apunta...unas décimas de segundo, suena un disparo. Estoy intacta y Terence abatido con un disparo en la cabeza. Limpio. Efectivo. Como solo un ex francotirador del ejercito podía hacerlo. 

10:00 a.m FIN

Una fotografía. Recuerdo de un momento pasado. Fragmento de vida plasmado en papel. Una sonrisa. Un salto. Una caída. Una locura. Una mirada. Un abrazo. Un beso. Instantes que obligan al cerebro a recordar algo que creía perdido. Una fotografía. Un anhelo por retroceder en el tiempo y revivir lo olvidado.

24 de junio de 2012

Tonight your mine


<< Tonight your mine completly
You give your love so sweetly
Tonight the light of love is on your eyes
Will you still love me tomorrow >>

Mientras aquella dulce melodía sonaba, de mis ojos brotaban unas tímidas lágrimas saladas. Nunca habían hecho nada parecido por mi. La habitación estaba únicamente iluminada con unas velas que formaban un camino junto a los pétalos rojos en el suelo, y unas lucecitas colgadas en la pared rodeando un "i love you" escrito en la pared. Todo era perfecto. Él era perfecto, su pelo negro azabache, los ojos azul cielo. Su piel levemente bronceada, suave, fina, cálida y llena de pecas. Hasta el día que había escogido era perfecto, 7 de julio. Siete. Mi número favorito.

No sabía bien como reaccionar, no tenía palabras para expresar lo que pensaba en ese mismísimo instante. Se acercó lentamente, apartó una pequeña lágrima que acariciaba mi mejilla y nuestros labios se tocaron. Despacio. Con delicadeza. Cerré los ojos. Aquel fue mi primer beso de verdad. La primera vez que un chico me dijo que me quería sin mediar palabra. Un beso dulce, tímido, algo salado, apasionado. Una mano en mi cadera, otra jugando con mi pelo.

-Gracias.- susurré. Él sonrió y volví a perderme entre sus labios.

Las velas se iban consumiendo a la vez que la cálida noche pasaba en todos sitios menos en aquella habitación en la que el amor y el deseo adolescente habían congelado el tiempo.