26 de noviembre de 2011

En aquel cómodo asiento, Carol se encontraba pensativa. Había tomado la decisión más importante de su vida, iba a dejar atrás todo para perseguir su sueño, ser diseñadora de moda. Como destino había elegido Londres. Quería probar la aventura de sobrevivir en un país extranjero, aprender el idioma y valerse por si misma. Era su forma de madurar, de dar ese paso que necesitaba para sentirse bien. Su decisión fue un tanto peculiar, lo organizó todo ella sola y después de tener comprado el billete se lo contó todo a sus padres pues sabía perfectamente que si se lo decía antes, intentarían convencerla de que se quedara y de que lo pensara bien.

Mientras los pasajeros colocaban sus maletas y buscaban sus asientos correspondientes, Carol escribió un mensaje, que para ella era insignificante pero para el receptor sería un duro golpe:

"Hola Cassie, se que hoy habíais quedado todos así que lee este mensaje en alto, por favor.
Hace dos meses estuve pensando en lo que realmente quería hacer con mi vida y me di cuenta de que no se encontraba aquí. Que tendría que hacer unos sacrificios personales para poder estar a gusto y que para ello tenía que dejarlo todo y comenzar de nuevo. Por eso ahora mismo me encuentro ocupando un asiento en el vagón de un tren que me llevara lejos...muy lejos. Siento muchísimo no habéroslo dicho antes, pero sabía que intentaríais impedírmelo y que me acabaría quedando. 
Os quiero mucho y nunca os olvidaré. Gracias por todos estos años. 
xoxo Carol."

Tras haberlo leído tres veces, le dio a enviar. En ese mismo momento, en otro lugar, un móvil rosa comenzó a vibrar sobre la mesa del salón. Cassie lo cogió, vio el mensaje y al comenzar a leer pidió silencio, todos se callaron y se sentaron. A medida que iba leyendo, las expresiones de los presentes sufrieron un gran cambio. Pasaron de las sonrisas a las caras largas y serias. Cassie no pudo contener las lágrimas y al terminar de leer se derrumbó. El silencio lideró la sala. James llamó a la hermana de Carol.

-Nina? Hola, soy James. Es verdad lo de Carol, se ha ido?
-Bueno...
-Espera te pongo en manos libres
-Si, es verdad, aunque todavía no se ha ido. El tren aun no ha salido.- En ese mismo momento Alex cogió el móvil, quitó el manos libres, salió por la puerta principal y corrió escaleras abajo.
-Por favor, Nina, tienes que decirme en que estación está, te lo ruego. Dímelo.

Alex siguió corriendo y pidió un taxi. Ya sabía a donde tenía que dirigirse. 

El tren seguía en el andén y por megafonía una voz grave informó a los pasajeros que se retrasaría su salida unos minutos por problemas técnicos. Algunos empezaron a refunfuñar y a quejarse. Carol recibió un mensaje de un desconocido que decía:


"Te quiero, Carol.
A."

Aquel enigmático mensaje sonrojo a Carol. Su corazón comenzó a latir con rapidez y sus manos a temblar. ¿Quien era "A."? ¿Por qué ese mensaje y justo en ese momento?

El taxi paró y el chico rubiajo bajó rápidamente tropezándose en el camino. Miró a los lados, buscando ayuda y le preguntó a un señor desde donde salían los trenes. Éste muy amablemente, le indicó la puerta correcta. Alex corrió y empezó a buscar entre la gente y aunque no encontró lo que buscaba, si divisó un ventanal que daba a los andenes de salida. Desgraciadamente pudo ver como el último tren que quedaba allí se alejaba lentamente de la estación.

Durante unos minutos se quedó inmóvil frente al ventanal. Ella se había ido. Comenzó a dar unos pasos hacia atrás, se giró y salió por donde había entrado hace unos minutos.
Ya fuera se apoyó en la pared, deslizó su espalda hasta el suelo, dobló las rodillas al pecho y se echó las manos a la cabeza. Tras unos 15-20 minutos una voz dulce y entrecortada pronunció su nombre. Carol estaba en la puerta con su maleta. Se acercaron el uno al otro:

-Acabo de dejar pasar la oportunidad de mi vida por un mensaje anónimo, así que dame una buena razón para no creer que estoy loca y que soy una estúpida.-dijo ella reprimiendo sus lágrimas.

Alex acarició su cara, alzó suavemente su barbilla y le dio el beso más dulce jamás visto.-Desde el día que te conocí soñaba con este momento.- dijo él sin apartar los ojos de los de Carol.
-Definitivamente, ha sido la mejor locura y estupidez que podía haber hecho en toda mi vida.

Y sus labios se volvieron a fundir en un tierno pero intenso beso.



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