18 de agosto de 2010

A veces echamos la vista atrás para recordar momentos de nuestra vida que no queremos olvidar pero a veces nos aferramos a esos recuerdos como si fueran nuestro propio corazón. Como algo indispensable en nuestra vida. La primera vez que jugaste en el parque, la primera cicatriz, la primera amiga, el primer colegio, la primera vez que le viste, el primer beso.... Nuestra mente esta llena de recuerdos, felices o tristes, da igual. 

No es malo tener recuerdos y de vez en cuando aferrarse a ellos para seguir adelante, pero cuando vives en un recuerdo la cosa cambia. Vives en algo que ya paso y que ahora ya no esta. No quieres ver las cosas que pasan a tu alrededor por miedo a perder ese recuerdo que ha envuelto tu vida. Estos recuerdos suelen ser de seres queridos que se marcharon hace mucho o poco tiempo. Crees que si dejas entrar en tu mente a la realidad esa persona desaparecerá, pero en realidad al vivir en un recuerdo lo estas forzando y acabas dándote cuenta cuando llega el día en el que no puedes recordar sus gestos, su cara o su voz. 

Sin embargo, quién decide eso, es decir, si aquella persona que vive engañada en ese recuerdo es feliz ¿quiénes somos nosotros para arrebatarle esa ternura que su recuerdo le proporciona? Es complicado. Sólo os digo una cosa RECORDAD hasta que vuestra mente no os lo permita.

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